Con información de El Universal
Dar un giro laboral no es extraño en esta época. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, un trabajador de la generación baby boomer (nacido entre 1943 y 1960) pasa, en promedio, por 11 trabajos, entre los 18 y 44 años de edad. En cambio, el profesionista de la generación Y (nacido entre 1982 y 1994) tendrá entre 15 y 25 empleos en su vida, según estima la firma de servicios financieros The Denali Group.
Dar un giro laboral no es extraño en esta época. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, un trabajador de la generación baby boomer (nacido entre 1943 y 1960) pasa, en promedio, por 11 trabajos, entre los 18 y 44 años de edad. En cambio, el profesionista de la generación Y (nacido entre 1982 y 1994) tendrá entre 15 y 25 empleos en su vida, según estima la firma de servicios financieros The Denali Group.
Factores para
cambiar de rumbo profesional son varios, además de los conocidos recortes de personal o cierre de empresas. La naturaleza del
empleo ha cambiado. La época en que la constante era tener un trabajo
por años y jubilarse ya no existe. Ahora, cambiar la identidad profesional es un requisito para escalar laboralmente.
En el ámbito laboral
hay, claramente, situaciones que pueden ‘empujar’ a la renovación. Un caso
concreto es pasar tres o cuatro años en una organización sin mejoría en el
puesto. Ahí la gente se pregunta qué pasos tomar, ¿hacía dónde ir?, describe
Gabriela Bautista, gerente de la división Finance & Tax de Page Personnel.
A los 30 años puede
haber una crisis en el que la gente se plantea una transformación. Otra etapa
es antes de los 45, aquí la gente piensa en su futuro, analiza si puede haber
un crecimiento en donde está, de lo contrario, debe “hacer un movimiento para desarrollarse
en los siguientes 15 años”, explica Bautista.
Aunque no se tenga
del todo claro lo qué se quiere con un cambio laboral, hay un punto infalible
de arranque: conocerse muy bien. Además, hay que estar mentalizado y preparado
para ese giro, porque la decisión implica una inversión importante de tiempo y
de energía, dice Amber Wigmore Álvarez, directora de Career Advising (asesoría
en carrera) en la escuela de negocios IE Business School, Madrid.
Una herramienta que
ayuda a orientar la renovación, sin importar edad, es hacer un ‘plan de
carrera’, aconseja Katia Villafuerte. Esto —en términos prácticos— implica
darse un tiempo para descifrar los siguientes aspectos:
— Concepto de ti
mismo. Quién eres, cuáles son tus logros, qué aspectos has notado sobre tu
dinámica laboral, entre otro tipo de información personal y de trabajo.
— Fortalezas. Para
qué te consideras bueno (a), atributos positivos que mencionan de ti.
— Debilidades. Cuáles
son las cosas en las que debes mejorar (dominar un idioma, quizá) y cuáles
buscas ‘ocultar’.
— Hacía dónde quieres llegar. Por qué quieres llegar a ese punto, en cuántos años. Anota fechas
de cómo irás avanzando.
Gabriela Bautista
puntualiza que al diseñar un giro laboral hay que descifras aspectos, como:
¿dónde te ves?, ¿por qué buscar otra cosa?, ¿por qué no has crecido como lo
esperabas?, ¿a qué tipo de posición aspiras?, y ¿qué movimientos harás para
lograrlo?
En algunas empresas,
trasnacionales en especial, se impulsan estos planes de desarrollo. Si no es el
caso de tu compañía, es decisión personal trazar cómo se visualiza tu futuro
laboral. Otro detalle a recordar es que la transformación laboral no es cosa de
experiencia, sino de actitud, menciona el autor Daniel Coyle en el libro The
Talent Code.
Cuando la persona
decide moverse a cuestiones totalmente diferentes a las que venía
desarrollando, es importante pensar en otro ingrediente: analizar la situación
que se vive para medir el riesgo de un cambio, aclara Bautista.
Si hay situaciones
personales como la pérdida de un familiar, o la llegada de un hijo, es
preferible aplazar el cambio y resolver primero esos temas. Otra sugerencia es
evitar incursionar en algo que desconoces. Mejor opta por un mercado que
resulte familiar y plantearse un ahorro económico para tener capital con el
cual moverse mientras se desarrolla el cambio, subraya Fernando Granados.
Cuando la idea es
hacer un movimiento profesional radical, lo que se puede hacer es sentar las
bases para una transición y realizar ese proceso en forma más pausada, indica
la creadora de la firma The Reinvention Institute, en Miami, Pamela Mitchell.
Decir “yo tendré una
mejor perspectiva de trabajo” cuesta, sí, pero se puede. Se podría empezar con
“mini-reinvenciones”, expresa Mitchell. Un caso práctico, si te sientes
estancado en la oficina, analiza si en la empresa es posible escalar en el
organigrama, quizá el movimiento no sea ascendente, puede ser lateral,
adquieres conocimiento y después analizas otras propuestas, indica Gabriela
Bautista.
El renovarse aporta
visibilidad de hacía donde te quieres dirigir, pero también es la oportunidad
para trabajar donde hay carencias. Así, otra manera de
renovarse es incorporar algo nuevo, a través de cursos y maestrías.
Adicional a los
conocimientos o situaciones a trabajar según la meta planteada, existe un conjunto de cambios que no pueden faltar en la renovación laboral. Aquí los infaltables:
1. Define objetivos.
Es un mito que con estudios basta para tener el desempeño anhelado, hay que
planificar tu trayectoria, empieza esa labor con una fórmula de tres:
identifica para qué eres bueno, desarróllalo y véndelo. El trabajo de tu marca
debe ser una constante, dice Regina Barbero, investigadora de la Escuela de
Pedagogía de la Universidad Panamericana. Ahora, toma lápiz y papel y responde:
—¿Cómo te ves en tu
actividad laboral en 5 años y, luego, en 10?
— ¿Cuáles son tus
puntos fuertes y débiles?
—¿Qué harás para
llegar al punto laboral propuesto? Describe acciones y ponles fecha.
—¿Qué tienes
planeado para actualizarte y cada cuándo lo harás?
2. Constancia. En el
éxito del profesionista hay tres elementos importantes, disciplina, constancia,
carácter y agregamos los sueños. Si se cumple con ello puedes tener una buena
trayectoria, dice el entrenador del equipo mexicano de taekwondo, José Luis
Onofre. Sus seleccionados, por ejemplo, tienen mínimo tres entrenamientos al
día. “El trabajo físico empieza a las 7 de la mañana, después está la parte
técnica o estratégica a la 12 del día, y a las 6 de la tarde se hace otro
entrenamiento para corregir detalles”, platica. Adicional a eso, los
deportistas que entrena estudian y se proponen acabar su carrera aunque sea “en
6 a 8 años”.
3. Elige tus
motivaciones. Crearse retos propios, aprender a trabajar en equipo y buscar
apoyos incondicionales, como la familia, son factores que ayudan a destacar en
la actividad que elijas, opina Rafael Duk, coach de los linces, el equipo de
futbol americano de la Universidad del Valle de México (UVM).
4. Aplícate. Un
eslabón más de la trayectoria exitosa es mantenerse como un elemento valioso
para el lugar donde se trabaja. ¿Cómo lograrlo?:
—Construye y cuida
tu reputación. Desde los primeros trabajos establece cómo deseas ser
identificado. ¿Quieres tener la imagen de responsable? Haz acciones que
conduzcan a ello y no destruyas los logros en una noche de copas.
—Inspira confianza.
En los problemas se conoce a las personas. Si hay una situación de crisis en tu
equipo o empresa muestra disposición para apoyar y lealtad. Si sacas el lado
oscuro ante los retos, renunciar, no te considerarán para otras oportunidades
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