A casi todos nos gustaría que las cosas que hacemos salieran bien a la primera siempre, pero eso pocas veces sucede. Para dominar una actividad hay que tener cierto grado de experiencia y eso sólo se logra con el tiempo, no sin antes haberse equivocado por lo menos una vez. Por ejemplo, cuando uno está aprendiendo a andar en bicicleta o a nadar es común que en algún momento suframos un raspón o traguemos un poco de agua. Son pequeños errores por los que uno tienen que pasar antes de dominar una actividad.
Aprender en un curso en línea, es como aprender a nadar o a andar en bici. Uno tiene que equivocarse antes de dominar actividades como buscar información en Internet, escribir de acuerdo a estándares académicos, resolver un problema matemático, citar correctamente las fuentes de información, hacer una línea del tiempo o un cuadro sinóptico. La única manera de que un estudiante logré dominar estas actividades es permitiéndoles que se equivoquen y que vuelvan a intentar hacer la actividad las veces que sean necesarias (o las condiciones lo permitan).
Por eso, cuando se es tutor en línea y pensando en el aprendizaje de los estudiantes, no hay nada mejor para ellos que permitirles que se equivoquen, retroalimentar positivamente sus trabajos y ofrecerles la oportunidad de que los vuelvan a hacer (incorporando las correcciones, claro).
Cuando alguien que está aprendiendo a andar en bicicleta se cae, sabemos que lo mejor que podemos hacer para ayudarle es orientarlo y darle ánimo a que lo vuelva a intentar. Así también debe ser el trabajo de un tutor: indicar claramente a los estudiantes qué es lo que hicieron bien y qué es lo que hicieron mal, y animarlos a que lo vuelvan a intentar.
En nuestra experiencia, como tutores, hemos hecho esto con nuestros estudiantes y gratamente hemos notado que muchos de ellos agradecen una retroalimentación clara, y sin queja alguna vuelven a hacer sus trabajos. Consideramos que esto sucede así porque ellos quieren aprender, quieren que alguien realmente se fije en lo que han hecho y los ayude a mejorar. En este sentido, no hay nada peor que calificar sólo en una ocasión los trabajos de los alumnos sin dar la oportunidad de que lo vuelvan a intentar.
Sabemos que algunas plataformas de educación en línea sólo permiten que los trabajos se entreguen en una ocasión. Como tutores debemos buscar otras posibilidades para darle la vuelta a eso, por ejemplo usar el correo electrónico para que por esa vía los estudiantes entreguen nuevamente sus trabajos; animándolos a que antes de subir el trabajo definitivo a la plataforma nos envíen un borrador al correo electrónico; o bien, ofreciendo otros canales de comunicación como los foros o los chat para dialogar en torno a sus dudas e inquietudes.
Ayudemos pues a que los estudiantes aprendan y para ello no hay nada mejor que ofrecerles un entorno amable en el que se acepten los errores, pues son una oportunidad para identificar qué es lo que necesitan aprender.
¿Se les ocurren otras formas de apoyar a los estudiantes en un curso en línea?
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